El Guardián del Vergel - Cormac McCarthy

Es en mi opinión uno de los escritores más importantes de las últimas décadas.
Meses atrás os hablé de él en un artículo.
Os hablé de este octogenario eremita que tiene en su haber el Pulitzer de ficción por su novela: "La Carretera" y que lleva años llamando a las puertas del Nobel de literatura; y que de abrirse estas, resultaría en una más que justa recompensa a una obra literaria irrepetible, de esas que perduran en el tiempo pero que sigue siendo "desconocida" para el gran público.
Cormac McCarthy oriundo de los Estados Unidos y nacido en 1933 ha cosechado cierta notoriedad en los últimos años a tenor del éxito de varias adaptaciones cinematográficas de sus novelas.
La ya anteriormente citada: “La Carretera" y más aún "No es país para viejos" han ayudado a que un buen puñado de personas descubran a la pluma que se halla tras esas historias, si bien el americano viene cultivando el hábito de la escritura desde la lejana década de los sesenta.
Y hasta allí nos remontamos, concretamente hasta el 1965, año en el que vio la luz su ópera prima en el mundo de las letras, "El guardián del vergel".
Una puesta de largo en la que desde la primera lectura se desprende las singularidades que hacen tan particular la prosa del autor.

Las historias que McCarthy compone tienen un rasgo muy distintivo, la complejidad y la exigencia para con el lector.
Requieren a este que se comprometa junto con todos sus sentidos para poder disfrutar de ellas y desenvolverse entre la profusión y precisión de sus pasajes así como de la ausencia de normas gramaticales de las que el autor decide "malear" para crear su estilo.
"El guardián de vergel", así como el resto de su bibliografía, no es una historia fácil de digerir, hay que ir paso a paso, y la relectura de determinados pasajes para evitar que nos perdamos en el dédalo de la novela se volverá algo tan indispensable como habitual.
A cambio, McCarthy nos recompensa con una historia deliciosa, violenta y oscura, muy oscura.

Cormac McCarthy
Sustentada sobre tres personajes; Westley, un adolescente que vive junto a su madre y que entabla amistad con Sylder, un contrabandista de licor que asesina al padre del chico al principio de la obra aunque ambos ignoran el macabro nexo que hay entre ellos, y un último cuerpo sobre el que orbita esta crónica llamado Ather; un anciano que vive en pleno contacto con la naturaleza (el guardián del vergel) y sobre el que recaerán los sucesos más importantes de este perturbador (como prácticamente todos los escritos del americano) relato.
 La mencionada complejidad que impregna la obra se traslada por igual a los personajes, y es en estos donde el leyente ha de comprender que Cormac McCarthy se sirve de ellos para ahondar en planos, que usualmente, tienen más de metafísico que de ficción mundana, por lo que de nuevo se hace imperativo conminar al espectador a tomarse con calma la exigencia que demanda esta corta pero intensa novela.

Por otra parte, encontramos una narrativa poderosa, con una capacidad de evocación en la descriptiva del autor simplemente soberbia, que nos transporta entre sus páginas, hacia esa primigenia y salvaje naturaleza en la que los personajes habitan. 
Este "constructor" de paisajes y oscurantismo que es McCarthy, le confiere un papel tan fundamental en sus novelas como a los propios protagonistas en tanto sirve para condicionar los motivos y rasgos de los mismos.

Se hace necesario insistir en que "El guardián del vergel" no es un libro "cómodo" de leer; ni está orientado al lector casual, ni lo pretende.
Si King es el maestro de las "hamburguesas" literarias, McCarthy nos deleita con un "solomillo", y como tal, ha de ser paladeado y digerido con calma, disfrutando de todos sus resquicios y texturas que no son pocos en este oscuro y violento drama.
Una auténtica joya que merece la pena ser dilucidada y disfrutada.


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