La hojarasca - Gabriel García Márquez


Hablar de la obra de García Márquez conlleva relacionarla inherentemente al realismo mágico así como la importancia capital que esta atesora per se para con las letras hispánicas. 
Quizás el Nobel del colombiano haya sido el más influyente a la hora de dar a conocer la lengua castellana en el ámbito internacional, pero de lo que no cabe duda es que su nombre perdurará en la historia de la literatura como uno de esos pocos elegidos de nuestro tiempo y el que este por venir.

 La Hojarasca, publicada en 1955 es la primera obra del escritor.
Estructurada como una novela corta se recoge entre sus pocas páginas las perspectivas, opiniones e impresiones de tres personajes ante el entierro del médico del pueblo donde viven, el cual sirve como leitmotiv de la historia.
El primero de ellos es un anciano, conocido entre sus habitantes como "el coronel", el cual siente una obligación moral para llevar a cabo el sepelio del fallecido, odiado este por el resto del pueblo por un suceso descrito hacia la mitad de la historia. Es su figura la única que se erige ante la cólera de toda una comunidad que exige que su cadáver se pudra sin recibir sepultura.
El segundo y tercer personaje, es de la hija y el nieto de corta edad del "coronel" respectivamente.
La hija, Isabel, sirve de conductora para la vertiente más desasosegada e intranquila de los capítulos, temerosa, tanto por ella, como por su propia familia, al saberse identificados como un símbolo de desafío ante el clamor de todo un pueblo.
Por último, es la figura del niño, nieto del coronel e hijo de Isabel, la que sirve para mostrarnos el conflicto desde un ángulo más inocente y mágico. Situarle en el epicentro de una disputa que no alcanza a comprender un infante de tierna edad permite a Márquez construir los pasajes con mayor capacidad de transportar al lector y claramente englobados en el "realismo mágico".

El colombiano edifica a través de las reflexiones, miedos y curiosidades de sus personajes, un viaje al pasado y presente de Macondo, el pueblo imaginario donde se desarrolla la historia, que sirve para describir la decadencia y rutina de los habitantes de un lugar donde la llegada del ferrocarril o la inquina hacia la figura del médico son los pocos sucesos que se atreven a romper la indeseable inacción de una aldea donde el tiempo parece no transcurrir y cuya hojarasca no es otra cosa que los restos de una prosperidad ya evanescida que en su momento trajo una bananera pero que el paso del tiempo ha transformado en rencores y suspiros por aquello que no volverá.

A título personal puedo decir que la novela hace gala de una narrativa muy personal, profusa en adjetivos y transportadora, ideal para salirse de los marcos convencionales en los que se suele ubicar la novela y que para mí, supuso el verdadero acicate para continuar buceando entre sus hojas.
Es una historia lenta y sin lugar a dudas no está escrita para todo tipo de público, no obstante y repitíendome de nuevo, es la narrativa lo que te hace disfrutar de una historia mundana de una manera sorprendente.
La forma de escribir de Márquez, la precisa habilidad para, palabra tras palabra, hacernos visualizar el suceso principal, transpirar a través de la piel de los protagonistas... son esos logros los encargados de dotar de verdadero empaque a una historia que escrita de otra manera resultaría tan insustancial como imprescindible se vuelve aquí.
 Es la maestría a la hora de la confluencia de los diversos pasajes de los tres personajes lo que hace que visitemos la historia del pueblo a lo largo de sus años en el leve lapso de tiempo en las que el eje central de la obra (el entierro del médico, que apenas dura unas horas) se desarrolla.
Una habilidad compleja, pero que el colombiano subsana con una pericia apabullante.

La hojarasca es una novela interesante a un nivel emocional y narrativo, hay que encontrar el momento y la disposición para abordarla, pues no puede ser degustada por todo tipo de paladar.
Narrativa y emocionalmente gana esos enteros que faltan en el desarrollo de una historia más "tradicional", ya que este no es más que una mera excusa para sumergirnos en un viaje hacia el surrealismo mágico de Macondo.
 Recomendada para aquellos que busquen una lectura fresca y diferente.



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